TORDESILLAS (Valladolid)
A todos nos sonarán algunos de los más famosos tratados políticos de la historia. El de Masstricht que es uno de los más recientes, el de Utrecht, el de Varsovia, el de Versalles, el de París.... etc, etc y que han marcado mucho el mundo en que hoy vivimos. Pero aquí no debemos olvidar una cosa muy importante para la historia, y es que en esta modesta localidad de Castilla se firmó el primer tratado de la historia.
Sin este Tratado es muy posible que Brasil no existiese como la nación que hoy conocemos, y que tal vez hace que el Portugués sea uno de los diez idiomas más hablados del planeta. Y es que aquí en la casa del Tratado se firmó en el año 1.494 el famoso Tratado de Tordesillas y que reunió a muy ilustres invitados de la época, por una parte los Reyes Católicos y por otra a Juan II de Portugal con la mediación del Papa Alejandro VI que se oponía en principio a ese Tratado, aunque el Papa no estuvo presente y lo hizo a través de un enviado. El nuevo Tratado otorgaba a Portugal 370 leguas más al Oeste de las islas de Cabo Verde, la soberanía de Portugal en el Atlántico, por tanto fue definitivo para entender un poco el mapa político del continente Americano.
Nos sorprende como una localidad tan pequeña puede tener reseñas históricas muy importantes. Pero también nos sorprenderá pasear por sus tranquilas calles, enmedio de edificios de corte castellano, sobrios y como se entremezclan en la sobriedad una variedad de colores que no son muy comunes en localidades de Castilla.
Caminar por sus calles principales nos llevará a un lugar de encuentro su simpática Plaza Mayor con una estructura del siglo XVII.
Toda la plaza está porticada a dos pisos. De planta totalmente cuadrada y a que desembocan (o parten de ella) cuatro calles, una por cada lado. El apuntamiento de sus arcos nos señalan un origen medieval.
El Real Monasterio de Santa Clara en esta localidad es tal vez uno de los edificios más impresionantes de Tordesillas. Fue fundado en 1.363 y posteriormente unido al Palacio Mudejar que estaba al lado. Posee uno de los baños árabes mejor conservados de su época.
Los elementos mudejares de todo el edificio son evidentes. Este edificio visitable al público en horario determinado es un museo por sí mismo y contiene piezas que fueron de titularidad de Juana I de Castilla, ó Juana la loca, que residió bastantes años en esta localidad.
No, no estamos en la Alhambra ni en los Alcázares de Sevilla. Seguimos nuestro viaje por Castilla, y es que este patio del Monasterio lleva a engaño, y nos muestra un patio mudejar con todo su esplendor.
En una plaza de la localidad nos encontramos una figura con cara triste, y corona en la mano y todo Castilla a sus espaldas. Se trata de la primera Reina que tuvo España, de Juana I, conocida como Juana la loca. Aunque su reinado fue bastante traumático, enfrentado su puesto de Reina por su propio esposo, padre e incluso hijo, y entre unos y otros la recluyeron en esta localidad entre 1.509 y hasta su muerte en un Palacio Real que ya no existe pero para Juana era más bien una carcel. Tanto su padre primero como su hijo después, no le permitieron salir de su celda ya que temieron que siendo la Reina legítima, se avivarían las voces contra ellos.
El tristemente famoso toro de la vega tiene aquí un monumento también. Polémica fiesta taurina que tiene tanto a sus adeptos como a sus detractores de que se celebren fiestas sangrientas.
El río Duero pasa por al lado de esta localidad, y el puente nos lleva a la carretera principal donde a pocos kilómetros se halla Medina del Campo y en esta localidad existe uno de los castillos más bonitos y mejor conservados de España. se trata del
CASTILLO DE LA MOTA
En esta fortaleza se creó la primera villa, y poco a poco quedó separada del resto de la población que seguía creciendo a su alrededor. De hecho el nombre correcto de este lugar era la Mota de Medina. El castillo está rodeado de la muralla que circundaba la antigua población original, esta muralla donde sobre ella se asienta el castillo es del siglo XII.
Juan II de Castilla y su hijo Enrique IV fueron los que promovieron gran parte de esta edificación. También colaboraron en esta construcción los propios Reyes Católicos ya que fueron ellos mismos los que mandaron construir la barrera defensiva. Posteriormente este edificio fue adaptándose a las necesidades de las diferentes épocas.
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